De las piedras la forma

Abstract

Fragmentos

Hay momentos en los que uno se olvida para qué vive, pierde la voz, la razón, y las personas que más quiere. Llegué hasta acá inmutable, decidida, analfabeta, pero sin culpas. Consuelo me mostró un límite y pude ver un poco más allá de mí. Las decisiones que yo no podía tomar, las tomó ella sin remordimientos, haciéndose cargo de lo que iría perdiendo.  ¿Qué menos que darle una voz podía hacer por ella? Lo estaba haciendo por mí. La voz que deseaba escuchar era la mía. Tal vez alguien pasó por mi casa a visitarme en estos días,  lamento no haber prestado atención, perdí contacto con el exterior, un poco por el virus, las restricciones y otro poco para escuchar la voz de Consuelo. Tampoco hubiese alcanzado  un veredicto razonable. Me observo en el espejo, he sentido mi voz llamándome al pasar, me agrada escucharme, como una nueva vez, así como lo hace Inés en su departamento del  tercer piso hache en el trayecto que va desde su sala a la cocina.